Por alguna razón, la evolución no para de crear osos hormigueros. Ha surgido 12 veces distintas en todo el mundo

Por alguna razón, la evolución no para de crear osos hormigueros. Ha surgido 12 veces distintas en todo el mundo

Como el Chavo del Ocho cuando hizo por enésima vez el chiste de seguir criticando al profesor Jirafales una vez que los demás se habían callado, la naturaleza puede tener guiones un tanto repetitivos. La cuestión es que funcionan.

Tendencia a comer hormigas y termitas. No importa si estamos en América, África o Asia. Una y otra vez, a lo largo de la historia de la Tierra, distintos linajes de mamíferos han llegado a la misma conclusión evolutiva, desarrollando un plan corporal similar para explotar uno de los banquetes más abundantes del planeta.

Un estudio reciente publicado en la revista Evolution revela que la especialización en comer hormigas y termitas (un rasgo conocido como mirmecofagia) ha surgido de forma independiente al menos 12 veces distintas desde la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.

Evolución convergente. Cuando pensamos en un oso hormiguero, se nos viene inmediatamente a la cabeza el icónico animal de hocico alargado de las Américas. Pero el oso hormiguero no está solo. Los pangolines y los aardvarks, que habitan África y Asia, son parientes lejanos que han desarrollado un kit de herramientas sorprendentemente similar.

Las adaptaciones incluyen lenguas largas y pegajosas, una dentadura reducida o inexistente y potentes patas delanteras armadas con garras para excavar en los nidos de insectos. Este fenómeno, en el que especies no relacionadas desarrollan rasgos similares para adaptarse a condiciones parecidas, se conoce como evolución convergente.

El mismo extraño diseño. «Las especializaciones asociadas con la mirmecofagia se encuentran entre las más extrañas y fascinantes de los mamíferos», comenta Laura Wilson, bióloga evolutiva, en la revista Science. «Este estudio ilumina nuestra comprensión de cuándo, y cuántas veces, evolucionaron estas fascinantes características y bajo qué condiciones».

Para llegar a estas conclusiones, el también biólogo Thomas Vida y su equipo recopilaron y analizaron datos sobre la dieta de casi 4.100 especies de mamíferos, mapeando sus hábitos alimenticios en el gran árbol evolutivo. El modelo resultante no dejó lugar a dudas: la evolución ha tomado el camino de la mirmecofagia una y otra vez, y lo ha hecho en las tres grandes ramas de los mamíferos, incluyendo marsupiales y los monotremas, que ponen huevos.

El mundo posdinosaurios. Existen diversos crustáceos que han evolucionado hacia una forma corporal similar a la de un cangrejo. Este fenómeno ha ocurrido al menos cinco veces, pero a lo largo de varios cientos de millones de años. Los mamíferos mirmecófagos, en cambio, lo han hecho 12 veces en solo 66 millones de años. «Por alguna razón, las cosas siguen evolucionando hasta convertirse en osos hormigueros», dice el autor del estudio.

¿Por qué este auge de comedores de hormigas justo después de la desaparición de los dinosaurios? La respuesta, según los investigadores, está en la propia historia de los insectos sociales. Tras la gran extinción del Cretácico-Paleógeno, las hormigas y las termitas experimentaron una explosión demográfica. Su presencia en el registro fósil se disparó, y su biomasa se convirtió en un recurso ecológico abundante.

Un camino sin retorno. El estudio también revela otro dato fascinante: una vez que un linaje de mamíferos se especializa en comer hormigas y termitas, parece que no hay vuelta atrás. Los investigadores solo encontraron un caso de reversión: las musarañas elefante de orejas cortas. Sus ancestros probablemente se alimentaban de hormigas y termitas hace más de 13 millones de años, pero hoy en día, estas criaturas del sur de África tienen una dieta mixta que incluye otros insectos y materia vegetal.

Este callejón sin salida evolutivo se debe, probablemente, a la estabilidad y abundancia de la fuente de alimento, o a la dificultad de recuperar los rasgos de un generalista una vez que el cuerpo se ha adaptado a una dieta tan específica. La historia, por tanto, nos dice que mientras haya hormigas y termitas en abundancia, la evolución seguirá amenazando con convertir a más mamíferos en implacables máquinas devoradoras de colonias.

Imagen | Claudio Olivares Medina (CC BY-NC-ND 2.0)

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Por alguna razón, la evolución no para de crear osos hormigueros. Ha surgido 12 veces distintas en todo el mundo

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Matías S. Zavia

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