
Intel ya ha empezado a trocearse: su grupo de redes se separa en medio de una reestructuración interna masiva
Lip-Bu Tan, el director general de Intel, está reestructurando profundamente esta compañía con el propósito de incrementar su competitividad y regresar a la rentabilidad. Hace apenas cuatro días oficializó unas pérdidas trimestrales de 2.900 millones de dólares, y, además, desde el pasado 18 de junio y durante todo el mes de julio se verán obligados a dejar sus puestos de trabajo entre 8.000 y 10.900 trabajadores de las fábricas que tiene esta compañía diseminadas por todo el planeta.
Poco después de su llegada se filtró que Lip-Bu Tan planeaba poner en marcha un nuevo recorte de la plantilla de Intel en un claro intento de reducir sus gastos operativos, entre los que se contabilizan los costes de personal o los gastos en mercadotecnia. La cifra que barajaba la compañía en esta ocasión ascendía al 20% de su fuerza laboral, lo que en la práctica implicaba prescindir de aproximadamente 20.000 trabajadores. Estas personas se suman a los más de 15.000 empleados de los que Intel ha prescindido durante los últimos meses de 2024.
Ahora Bu Tan ha puesto en marcha la segunda fase de su plan de reestructuración profunda. Y lo primero que ha hecho ha sido escindir su grupo de redes, conocido como NEX (Network and Edge Group). En adelante esta división será a todos los efectos una empresa completamente independiente especializada en el desarrollo de hardware de red y el despliegue de infraestructuras de comunicaciones. «Esta nueva compañía independiente acelerará su estrategia orientada al cliente y su hoja de ruta de productos innovando más rápido», sostiene Sachin Katti, jefe del grupo y actual líder de estrategia de inteligencia artificial (IA) de Intel.
Ahora son las fábricas de Intel las que están en el punto de mira
El rescate de las fábricas de semiconductores de Intel es una prioridad para el Gobierno de EEUU. Los malos resultados económicos que ha encadenado esta compañía durante varios años consecutivos la han colocado en una posición muy delicada que a principios del pasado mes de diciembre desencadenó la salida de Pat Gelsinger, su director general durante casi cuatro años, por la puerta de atrás. Sea como sea, Intel no puede caer. Y no puede hacerlo debido a que es el mayor fabricante de circuitos integrados de EEUU.
La Administración liderada por Donald Trump pidió a TSMC a mediados de marzo que ayudase a rescatar las fábricas de chips de Intel
Su red de plantas de producción, empaquetado y verificación de chips se extiende no solo por su país de origen, sino también por Europa, Asia, Oriente Medio y Centroamérica. El problema es que no es competitiva. Este es el motivo por el que la Administración liderada por Donald Trump pidió a TSMC a mediados del pasado mes de marzo que ayudase a rescatar las fábricas de semiconductores de Intel. Una iniciativa como esta difícilmente prosperaría de no contar con el beneplácito del Gobierno, pero no solo lo tiene; la Administración de EEUU la está promoviendo.
Dos años antes de salir, Pat Gelsinger reconoció que veía con buenos ojos la posibilidad de que la red de fábricas de circuitos integrados de la compañía se desgajase de algún modo de la matriz de Intel. En aquel momento esta era una opción interesante para incrementar la competitividad de sus plantas de producción de chips, y en las circunstancias actuales parece incluso más ventajosa. Especialmente si TSMC, el mayor fabricante de semiconductores del planeta, se sube a este carro. No obstante, esta última compañía ha insistido en varias ocasiones en que no está interesada en hacerse cargo de las fábricas de Intel. Veremos qué sucede finalmente.
Imagen | Intel
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Intel ya ha empezado a trocearse: su grupo de redes se separa en medio de una reestructuración interna masiva
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por
Juan Carlos López
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